¿Pedir o no pedir ayudas de la Ley de Dependencia? … no (solo) se trata de eso.

Jorge Agusti Sanchez,


Hoy se ha suscitado un debate muy interesante en uno de nuestros grupos de familias y queremos aprovecharlo para aclarar que todos los niños y niñas con discapacidad tienen derecho a pedir las prestaciones de la Ley de Dependencia porque, nos guste o no, lo queramos o no, todos ellos están en alguna de las “situaciones de dependencia” que contempla la ley, y se trata de una cuestión de derechos: todos tienen derecho a la prestación (si bien, ésta será mayor o menor según el grado de dependencia).

El debate se ha suscitado porque una familia no se plantea pedir la prestación económica porque consideran que su hijo/a, aunque conviva con cierto grado de discapacidad y necesite terapias, etc., tiene “buena autonomía” en las actividades de la vida diaria y, por tanto (siguiendo ese criterio) entienden que no necesita ayudas “importantes” ni se le puede considerar “dependiente” y, además, existiendo tanta gente que necesita esa ayuda, creen que sería vergonzoso pedirla.

Creemos que esa opinión se sustenta en una errónea lectura de la ley, que contempla tres supuestos distintos de dependencia (art. 2.2 ley 39/2006):

1.- Personas que (por edad, enfermedad o discapacidad) necesitan de la atención de otra u otras personas.

2.- Personas que necesitan ayudas importantes para realizar las actividades básicas de la vida diaria.

3.- Personas que, en el caso de discapacidad intelectual o enfermedad mental, necesitan de otros apoyos para su autonomía personal.

Es decir, que aunque la mayoría de nuestros #hemihéroes, no necesiten ayudas “importantes” en las actividades de la vida diaria ni apoyos para su “autonomía personal”, tienen derecho igualmente a las prestaciones de dicha ley porque sí necesitan de la “atención de otras personas” (madres, padres, terapeutas, apoyo escolar, etc.) y debido precisamente a su discapacidad, por lo que no se trata de quién necesite más o menos ayuda sino de una cuestión de derechos y en eso todos somos (o deberíamos ser) iguales.

Cualquier derecho de contenido económico es obviamente renunciable (en este caso, basta con no pedirlo), pero hemos creído importante aclarar que sí existe (y en todo caso) para los menores con discapacidad para eliminar cualquier duda al respecto ... y también es muy importante destacar que en lo que ha habido acuerdo absoluto ha sido en el final del debate, las conclusiones a las que hemos llegado, que os copiamos literalmente a continuación (expresadas por la mamá de uno de nuestros #hemihéroes) y que también queremos compartir con todas las familias de #hemihéroes para animaros a luchar (juntos) por ello:

“El futuro que espero y deseo para mi hijo es que tenga todas las oportunidades de desarrollarse como persona, independientemente de su hemiparesia o de su reconocimiento de discapacidad, que hubiera más terapias por parte de la sanidad pública, consultas médicas y terapias que no le supongan tener que faltar a clases para asistir, profesionales que no traten a discapacitados, o a niños diferentes o especiales, sino a personas y normalidad total con las características físicas y neurológicas de cada persona.”

Eso es lo que quiero para mi hijo, una sociedad en la que no tenga ni que dar las gracias, ni esforzarse más para demostrar que es como todos, y en la que pueda desarrollarse como persona en todos los ámbitos de su vida."

¿A que no se puede decir mejor?

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