Ésta es la historia de Maria; nació el 20 de octubre de 2010, era una bebé preciosa, con unos ojos que brillaban con luz propia, tenía una esencia especial. El día que nació empezó su historia, ahí estaba ella con su carita, esos ojos que deslumbraban solo con mirarla, era preciosa y es preciosa.
Maria pasó cada revisión pediátrica de bebé diciéndome la pediatra que todo estaba bien, que sólo tenía bajo peso y sus problemas respiratorios, que ahora con el tiempo sé a qué son debidos: esa tos con la que tanto se atragantaba hoy tiene nombre, DISFAGIA.
Tenía un año y todavía no gateaba, no se aguantaba sentada, siempre tendía a caerse hacia la derecha, pero todo eso la pediatra decía que estaba bien y yo tonta de mí hacía siempre la misma pregunta ¿pero seguro que todo esta bien? Empezo a gatear cuando ya teníaa 18 meses y arrastraba la pierna derecha, a la cual la pediatra nunca le dio importancia, a mí me decía siempre "eres muy exagerada" cuando se lo decía, que no me parecía normal que arrastrara esa piernecita, pero el tiempo pasaba, ella lo veía todo bien, yo tonta de mí me creía todo lo que me decía, que cada niño lleva su tiempo.
Empezó a caminar con 20 meses, pero esa pierna no era normal, la arrastraba con ese arrastre, no paraba de caerse, no teníaa estabilidad, no se aguantaba, acababa siempre en suelo. Ya no entendía nada, todos veíamos que pasaba algo menos la pediatra. Llegó el verano, ese agosto que nunca acababa, ese verano que la veía caerse como 50 veces al día con unos porrazos brutales, ya no sabía qué hacer, volví de las vacaciones antes de tiempo porque veía que no era normal tanta caída; pedí visita en otro pediatra, el cual cuando la vió dijo "hay algo, no sé qué es, te mando visita urgente con el traumatologo".
Yo fuí a la visita con el traumatólogo, el cual ni la miró, le mando una receta en la cual decía "unas plantillas, una para el pie derecho con una pequena cuñita otra para el pie izquierdo"; fuí a hacérselas a una amiga mía que es podóloga, y nada mas verla me dijo "Miriam ves a pedir otra opinión, aquí hay algo más"; yo ya lo sabía, lo intuía, no era ella sola que me lo decía, yo ya hacía tiempo que sabía que había algo. Ese día llegué a casa llorando, no sé qué pasa, solo repetía eso.
Esa misma tarde corrí a urgencias, al Hospital General de Cataluña, donde me recibió un médico al cual le expliqué toda la historia desde el principio; me dijo "aquí no te tendrías que visitar, tendrías que pedir cita a consultas externas de traumatología, pero te veo muy apurada, mejor que llame a la traumatóloga y que te visite". Llegó la traumatóloga y solo verla caminar dijo "aquí hay algún tipo de parálisis", me mandó una resonancia urgente y a la neurologa rápidamente, y me dijo que mandó esa resonacia porque era urgente ya que la primera sospecha que tuvo se pensaba que había un tumor cerebral ... uffff qué semana más dura, me quería morir, no sabía qué tenía mi hija, sólo esa sospecha de tumor me volvía loca.
La resonancia llegó dos días después, qué eterna se me hizo. La recojí dos días después, en un pasillo muy largo, lo recuerdo, y frío, ya tenia los resultados, no había tumor pero sí daño cerebral en el hemisferio izquierdo y una pequeña parte del derecho; me quería fundir, desaparecer, no sé, no controlaba, no sabía nada, ¿qué pasa? ¿por qué? mil preguntas, un llanto desconsolado. Al día siguiente visita con la neuróloga, la cual nos mandó mil pruebas, nos dijo que el resultado de las lesiones era una secuela, la hemiparesia. No entendía nada, la pediatra decía que todo era normal y la neurologa nos decía ahora que había que esperar a la evolución, que no sabía qué más secuelas podía tener, pero que eso era un hospital privado, que no podrían hacer mucho más que pidiéramos visita en Sant Joan de Déu, que nos derivara nuestra pediatra.
Aquella misma tarde fuí a la pediatra de la Seguridad Social la cual me denegó con palabras la derivación ... yo no entendía nada, rota de dolor, hundida, no sabía qué más hacer; mi hija se cayó esa misma tarde, ya no corri al hospital de siempre sino que me fuí a Sant Joan de Déu, donde me atendieron, les expliqué todo, y desde urgencias me derivaron a neurología, donde en un mes me visitaban, me lo explicaban todo.
Mi hija tiene hemiparesia derecha y una disfagia la cual nos controlan en Sant Joan de Déu y un muy bajo peso. Tengo visitas de controles, con la neuróloga, con el digestivo, con el neumólogo, con nutricio y dietista, pero ahora ya empiezo a ver el sol. Maria tiene ahora cuatro años y es una luchadora nata, me ha enseñado a ser fuerte, a ver la vida de otra forma. Cada día con ella es especial, se esfuerza con sus terapias, no la he visto nunca quejarse, todas las veces que ha estado ingresada, y han sido muchas, a causa de esa otra secuela la maldita disfagia. PERO MARIA TIENE ESA LUZ ESPECIAL: TE QUEREMOS MARIA
María i famil.lía com diu la teva mare tens una llum propia! La lluita i la constancia et faran forta i tingues en compte que tot es por aconsseguir. Tinc una filla amb hemiparesia degut a un derrame cerebral als 10 anys i tal con diu ella: la gente se ríe de mi por que soy diferente y yo me río de ellos por que son todos iguales, m' agrada tambe quan diu yo soy discapacitada sino que tengo capacidades diferentes i tambe la frase de mis cicatrices no me avergüenzan son la señal de que he luchado.... Tenim molt que apendre i molt que sonriure i agrair... Petons María per tu i la teva famil.lía
- 15 de Diciembre de 2014 a las 17:34