La historia personal Carlos Bueno es un ejemplo de superación, plasmada ahora en un libro autobiográfico que es sin duda una buena guía para nuestros #hemihéroes según vayan creciendo, y también para nosotros, sus padres y madres, sobre la importancia de educarlos en una serie de valores que van a necesitar a lo largo de su vida (y con algunas recetas que podemos también aplicarnos nosotros mismos).
Carlos, atleta de élite que vio truncada su carrera por un accidente y que generosamente ha colaborado con nuestra asociación en varias ocasiones (podéis ver su testimonio aquí), nos explica su historia en el libro que recientemente ha editado bajo el título “La mayor derrota de un hombre es perder un sueño. Esta es mi historia”, en el que define así su experiencia: “Me tocó volar sin alas, decir adiós sin morirme y renunciar a mi destino para escribir otro. Tenía que reencontrar mi lugar trabajando con la misma ilusión que antes: mejorar.”
Nos habla en su libro de la importancia de conocerse a sí mismo (“mejoras cuando comprendes tus fallos”) y que para él ese cambio le ha permitido “conocer los sentimientos auténticos y los que engañan, aprender a olvidar a quienes me hicieron daño sin perder lo que me enseñaron, sin dejar de ser yo en toda mi esencia”. Y aprender también que el valor de un sentimiento “se mide por la cantidad de sacrificio que estás dispuesto a hacer por él.”
¿Cómo afrontar la discapacidad?
Nos confiesa Carlos en su libro autobiográfico que tardó mucho en darse cuenta, y lo lamenta, que se equivocaba al principio cuando se autodenominaba discapacitado “porque eso es ponerse límites uno mismo y esa condición nunca debe hacernos sentir así.”
Pero ¿por dónde empezar? Para Carlos desafiarse fue el primer paso; saber qué piensas cuando te sientes mal, porque la forma en que se piensa influye en cómo nos sentimos y determina la conducta posterior. Así, pensar sobre cosas agradables nos hace sentir felices, mientras que los pensamientos negativos nos hacen sentir emociones desagradables. El diálogo autocrítico interno crea sensación de inutilidad, y las afirmaciones auto-degradantes son las que crean y alimentan los sentimientos de desesperación y bajan la autoestima.
La propuesta de Carlos es luchar contra las adversidades para profundizar en la propia persona y descubrir tus aptitudes. Mirar en el interior: ahí está la fuerza para seguir.
¿Qué es una discapacidad? Para Carlos es algo que te impide lograr algo, pero no significa no poder llegar al éxito. “No te preocupes por lo que no tienes. Ve lo que sí tienes. No busques límites diciendo si sólo tuviera esto o aquello. Puedes pensar en las cosas que no tienes, pero yo te pregunto ¿eso es constructivo? – NO - ¿por qué? Porque no hay forma de regresar el tiempo. Todo depende de ti.” – nos dice Carlos, y continúa con una frase que se repite a lo largo de todo el libro: “Mi potencial no es ilimitado, como el de nadie, pero sí limitado, como el de todos.”
Y hablando de rehabilitación, nos aconseja que, si quieres recuperarte, tendrás que formularte estas tres preguntas ¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué te ha pasado? ¿Quieres vivir así? Carlos responde sí a las dos primeras y termina confesando que no, que “No quiero vivir así, tengo limitaciones, sí, pero todo el mundo tiene alguna y ésas hay que trabajarlas e intentar mejorar.”
¿Ocuparse o preocuparse?
En otro apartado del libro afirma que “lo que creemos nos controla” y nos anima a abandonar la queja. “Deja de quejarte porque cuando te quejas malgastas energía, sólo tienes una determinada cantidad de energía, sólo tienes una cantidad de horas, de semanas, meses o años para vivir y si lo malgastas quejándote nunca vas a llegar a tus sueños o metas.”
Y también a cambiar la preocupación por “ocupación”, porque, para Carlos “la preocupación es como una mecedora, te mantiene ocupado pero no te lleva a ninguna parte” y “tu mayor rival eres tú mismo. Cada vez que pienses que no puedes tienes que recordar las veces que sí has podido.”
¿Quién quieres ser? – nos pregunta Carlos – “Piensa en lo que te hace feliz. No importa que suene a locura o que algunos lo interpreten así. Toma una decisión, simplemente decide: qué vas a hacer, quién vas a ser y cómo lo vas a lograr. Solo decide. ¿por qué no? ¿por qué no puedo conseguirlo? No veo porque no. Ya sabes lo que vales, sal y consigue lo que te mereces. No sueñes tu vida, vive tu sueño. Las personas con discapacidad podemos realizar cualquier cosa que nos propongamos, somos tan capaces como los demás. No podemos permitir que nadie diga que no podemos hacer algo. Todo es posible, tan solo hay que adaptarlo.”
La importancia de la familia y la red de apoyo.
Para Carlos, como para nuestros #hemihéroes, la familia es fundamental, “son los que transmiten que somos capaces, nos animan y no dejan de decir TÚ PUEDES … eso llega muy dentro y nosotros nos creemos capaces.”
Afirma también que es vital no perder la comunicación, no echar a perder la vida en enfados y no encerrarse en uno mismo (porque los amigos no se buscan, “se encuentran”), tratando siempre de mantener las virtudes que ha aprendido de su familia “como confiar en la gente, ser amable, ayudar a los que me rodean, cumplir con las obligaciones y trabajar duro para hacer realidad los sueños.”
¿Rehabilitación o EDUCACIÓN?
Es en este tema donde más brilla el libro de Carlos, cuando afirma rotundamente que “necesitamos EDUCACIÓN y no rehabilitación, porque no estamos enfermos.”
Pero con cuidado (papás y mamás) porque educar no es “cuidar llegando al extremo”. La sobreprotección es muy común pero hay que dejar que cada uno sea el que tropiece o incluso caiga: “Te levantas y vuelves a tropezar hasta que aprendes por equivocarte: hay que trabajar la forma de ser autónomo.”
Para Carlos educar no es dar una carrera para vivir, sino “templar el alma para las dificultades de la vida” y tratando de trabajar en todo momento la resiliencia, que es la capacidad para recuperarse de los momentos difíciles: ”uno de los rasgos de carácter más cautivadores que podemos tener.”
“Aunque algunas personas se dejan afectar menos que otras – dice Carlos - , creo que todo el mundo es capaz de ser flexible si están lo suficientemente motivados para progresar en la vida, en lugar de darse por vencido cuando las cosas van mal.”
Y nos regala un buen consejo de uno de sus amigos, que le dijo: “Mi inteligencia seguro que se podrá cuestionar, pero no mi perseverancia. Conseguirás llegar más allá de lo que hayas imaginado, porque tienes a quien dar ejemplo” (pensando en su hijo, del que más adelante Carlos dice: “Es más grande de lo que dice su altura, y aunque soy su padre, de mayor quiero ser como él”).
Dentro de esa educación es importante aprender (y enseñar a nuestros #hemihéroes) que “nadie ejecuta una misma acción de igual manera pero todos lo consiguen. El trabajo será diferente y tan duro como nosotros creamos que puede ser, pero nunca imposible; todos, capacitados o no, podemos fallar y en ese caso estar orgullosos de haberlo intentado mil veces, pero nunca se debe dar por perdido un intento si no se ha probado, ese acto sería una derrota.”
En el libro también se critican ciertas prácticas de algunos profesionales “que se dirigen a nosotros intentando hacernos entender nuestra discapacidad por aquello que no logramos hacer” y aplican la receta fácil, la de “limitar” diciéndonos lo que no podemos o debemos hacer. Para Carlos, en cambio, “es importante tener derecho a decidir y poder decir: lo he intentado y me he equivocado”, porque es importante intentarlo y “ningún especialista debe limitar la carrera (digámoslo así) de uno mismo ya que la recuperación es funcional y depende principalmente del esfuerzo de cada uno” y porque “en ocasiones el tiempo, esfuerzo y exigencia que uno mismo se pone puede resultar más productivo que las terapias que indican algunos profesionales. “
Nos recuerda, sin embargo, que “la planificación correcta debe ser lenta, con objetivos reales en cada paso ya que adelantar acontecimientos sin la preparación previa puede llevarte a fallar, y en ese momento se crea la barrera psicológica que se debe evitar a toda costa (Un buen amigo le dijo: “primero es lanzar bien y luego lejos”).
Juegos terapéuticos y nuevas modalidades deportivas
Y llegamos al sueño de Carlos (al que agradecemos que por dos veces nos cite en su libro :·), que es extender nuevas modalidades deportivas como una buena manera de motivar a nuestros #hemihéroes a alcanzar su máximo potencial.
Para Carlos, “la fuerza debería estar más valorada en todas las terapias y apoyadas en la motivación ya que un deseo no cambia nada, pero una decisión lo cambia todo.”
La sana intención de promover nuevas modalidades deportivas le han mostrado nuevas pautas terapéuticas, las que de alguna manera intenta incluir en proyectos para asociaciones infantiles para una mejora integral en la motricidad, coordinación, equilibrio y “romper la burbuja aislante que algunos niños usan como coraza frente a esta dura sociedad”.
Afirma Carlos que, sin duda, sus planteamientos deportivos frente a los terapéuticos se podrán discutir, como todo en esta vida, pero aun así tiene “la certeza y seguridad de que algunas modalidades deportivas en las que se involucre la fuerza, como el atletismo o el judo, transmiten seguridad, equilibrio, coordinación, etc., haciendo desaparecer esa burbuja transparente que algunos hemos tenido y lograr una inserción social muy importante y necesaria.”
Para Carlos las “terapias” para niños deben ser más bien “juegos terapéuticos” y mostrarle a los niños la parte de juego y distracción de la misma, de forma que aunque solo sean diez minutos será una terapia más productiva porque ese tiempo será más provechoso que luchar durante una hora en una sesión terapéutica al uso (“la disconformidad genera tensión física y psíquica por tanto no se conseguirán buenos resultados”).
Coincidimos con Carlos en que en cualquier modalidad deportiva se activa de manera inconsciente todo el cuerpo, tanto la parte afectada como la no afectada y nos pone ejemplos como el atletismo o el judo:
"En el atletismo el niño disfrutará sin darse cuenta de que está trabajando, de manera terapéutica, el equilibrio y la coordinación, y querrá seguir incluso para superar su marca."
"Modalidades como el Judo también pueden mostrar un trabajo intenso, efectivo y relajante; el cuerpo trabaja desde todos los ángulos (ubicación espacial, perspectiva, lateralidad, lanzar, tirar, empujar, etc."
Y no podemos olvidar que, en cualquier caso, el deporte comporta beneficios psicológicos muy importantes en la fase de crecimiento y aprendizaje en que se encuentran nuestros #hemihéroes, como el desarrollo de la autoestima, la capacidad de control, favorece la expresión de afectividad, puede evitar conflictos emocionales, aumenta la seguridad, desarrolla la psicomotricidad y favorece la percepción de uno mismo y de los demás.
… y para los días malos:
Terminamos este resumen (no os lo contamos todo, tendréis que comprar el libro :·), con algunas de las frases que nos regala Carlos, basadas en su experiencia personal, y que van tan bien para esos días malos que todos tenemos. Os dejamos con ellas y con la recomendación de comprar su libro, sin duda una buena inversión (si os interesa el libro podéis enviarnos un correo a dudas@hemiweb.org).
“Algunas veces llegamos a sentirnos fuera de rumbo, perdemos las ganas, no nos gustan algunas personas, nos incomoda alguna situación. Hay que madurar, llegar a un lugar donde dices que vas a hacer algo y, sin importar lo que pase, lo haces.”
“Muchas personas se van a la tumba llevándose sus ideas porque no haber querido cometer errores, por no querer fracasar, por no querer ponerse en los zapatos de los otros, por no querer herir los sentimientos de los demás, porque no fueron capaces de elegir actuar. Tienes que decidir dentro de ti, que me pase lo que me tenga que pasar pero voy a actuar y lo hará ahora mismo (un día de éstos debe ser hoy, no mañana). El mundo entero se hace a un lado para la persona que sabe dónde va. Es fundamental tener fe en quién eres. No hay que esperar a que pase algo, hay que levantarse y hacer que pase.”
“Nunca debes renunciar a un sueño solo por el tiempo que necesitas para lograrlo. Piensa que cuando quieras conseguir algo no te falta fuerza, te falta voluntad.”
"Los problemas son como martillos, si somos de cristal nos romperemos, pero si somos de hierro nos formaremos.”
“El fracaso es un paso para estar más cerca del éxito y no conformarse con la derrota porque algunos proyectos se desvanezcan, ya que la mayor derrota de un hombre es perder un sueño y estos muestran los objetivos más personales, a pesar que en ocasiones se entrecruzan comentarios hacia nosotros poco motivadores ya que todos ven lo que aparentas pero pocos ven lo que realmente eres, en esas situaciones no se deben atender sus opiniones porque aquellas que no apoyan tan solo facilitan en gran parte trampas y opiniones poco favorables, no se debe hacer lo que gusta a los demás se debe hacer lo que nos hace sentir bien.”
... y la última, que nos ha servido de título: “No llores para rendirte, llora para seguir.”
Gracias Carlos por compartir tu experiencia !!!
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